Experimento se realizó el pasado 11 de junio en el Terminal de Buses VULE René Olivares de la Comuna de Maipú y reunió a un grupo diverso y heterogéneo de ciclistas, conductores de buses del transporte público, autoridades de transporte, instituciones de seguridad, universidades y empresa privada. El objetivo principal de la jornada consistió en medir la cantidad de ciclistas invisibles para el conductor en un bus característico de la locomoción colectiva de Santiago. Es decir, mostrar en una sola foto, cuántas vidas pueden peligrar a la hora de compartir pista en las calles con una de estas grandes máquinas.

Convocatoria en Redes Sociales

La mañana del sábado 11 de junio los conductores de buses participantes del encuentro se levantaron más temprano que de costumbre. La responsabilidad que tenían era grande, trascendente: serían anfitriones y participantes de una experiencia colectiva compleja y cuidadosamente diseñada, con la que culminaría la primera etapa del proyecto “Compartir para Convivir” que buses Buses Vule y Bicicultura desarrollan desde hace poco más de un año. Primero debían retirar las máquinas estacionadas desde los terminales y llevarlas hasta los puntos de acercamiento en el frontis del GAM -en plena Alameda- y en la Plaza de Maipú, donde los estarían esperando ciclistas a quienes debían recoger y trasladar junto a sus bicicletas hasta el Terminal René Olivares de Maipú, donde se desarrollaría la esperada jornada “Intercambiando Roles Ciclistas-Conductores de Bus” del Programa “Compartir para convivir

Buses de acercamiento en el frontis del GAM, en pleno centro de Santiago

El viaje en un bus eléctrico es silencioso, no invasivo. Así lo percibieron los pasajeros al momento de partir, curiosos y dispuestos a vivir una jornada memorable, tal como prometía la convocatoria en redes sociales. El momento había llegado, un grupo de hombres, mujeres, niños y niñas, personas de todas las edades y comunas de origen, compartían un mismo espacio, un viaje y una aventura por vivir. En una máquina iban los ciclistas, en otra, las bicicletas. 21 kilómetros los separaban de su destino, Maipú.

Un día antes, el trazado previo, con Nélson Carvajal, Encargado de Seguridad Vial de Buses Vule y Estefanía Díaz , del equipo de montaje de Bicicultura

Al llegar al Patio 2 del Terminal VULE René Olivares, de 50 mts. de ancho por 180 de longitud, los ciclistas se encontraron con un gran espacio segmentado en diversas zonas donde se realizarían las actividades. En una zona, los Puntos Ciegos, con un bus instalado al medio y sus ángulos muertos, sin visibilidad, marcados en el piso. En otra zona todo preparado para el circuito de Adelantamiento o Efecto Venturi, para que los conductores de bus sintieran una sensación similar a la que sienten los ciclistas en la calle cuando son adelantados por un bus. Una zona de stands, donde las marcas Knog y 3M que adhirieron al evento obsequiaban luces y elementos reflectantes, Farmacias del Dr. Simi prestaba servicio de mecánica básica para bicicletas, Bike Santiago ofrecía un circuito para conocer y probar las bicicletas públicas o de uso compartido, además del sorteo de dos abonos por un año de uso gratis del servicio, stands de información y consejos de seguridad vial de Conaset y de la Mutual de Seguridad, información estadística relevante sobre el comportamiento vial de los vehículos motorizados en la ciudad, compartida por la empresa de monitoreo TechVial, mesones de hidratación, frutas, café y snack saludables ofrecidos por Buses Vule, biciestacionamientos aportados y atendidos por Bicicultura, información y obsequios de la Fundación CicloRecreoVía, próxima a iniciar operaciones en esta comuna, abriendo espacios dominicales seguros para caminantes y ciclistas.

Presencia de instituciones, empresas y marcas, un círculo virtuoso en función de una actividad necesaria. Fotos y capturas de Andrés Sánchez.

Todo estaba dispuesto para hacer grato el encuentro. Los ciclistas recibieron una luz roja Knog como incentivo a la participación, además de reflectantes 3M para sus bicicletas, bailaron y se fotografiaron con Dr.Simi y como actividad de cierre, se sortearon dos flamantes bicicletas cero kilómetro, una entre los ciclistas y otra entre los conductores de bus, obsequiadas por Buses Vule.

El momento central, que concentró la atención de los participantes fue sin duda la actividad central de la invitación, la realización de la gran fotografía de los puntos ciegos de un bus. La expectativa era alta: se proyectaba registrar a los ciclistas junto al bus, cada uno con su bicicleta, llenando todos los ángulos muertos y contabilizar cuántas personas cabían, cuántos ciclistas quedaban fuera de la visión del conductor.

Fotografía de Dron, Federico Nacif y Javier Astudillo

Finalmente, en medio de los ángulos dibujados, se posicionó un bus, de cara al oriente para evitar el contraluz, y de a poco se fueron instalando los ciclistas; se elevó un dron y se alzó a 6 metros una grúa especial para trabajo en altura, con el fotógrafo Haroldo Horta y el productor Víctor Hugo Romo en su interior. Megáfono en mano, las instrucciones fueron claras: ¡todos sonrientes!, ¡serios!, ¡desordenados!, ¡con las manos en alto!, ¡mirando al fotógrafo de la grúa!, ¡saludando al dron!, hasta una última foto en que se pidió a todos los participantes que posaran mostrando una luz roja encendida, en señal de autocuidado.

El saldo de la actividad es plenamente positivo. Se logró reunir en un terminal de buses a más de 60 ciclistas de distintas edades, géneros y comunas de origen, llenar todos los ángulos muertos o puntos ciegos de un bus, y dejar en evidencia la cantidad de ciclistas que quedan ocultos a los espejos retrovisores de la máquina.

La acción, que fue registrada en video y fotografía por un equipo de profesionales apoyados por un dron y una cámara alzada en una grúa, ha sido declarada como “histórica” por sus organizadores. “Nunca antes se había intentado dibujar con personas de carne y hueso todos esos espacios donde los más vulnerables del tránsito, peatones y ciclistas, se vuelven más vulnerables que nunca, por los ángulos en que no son visibles. También vivenciamos y registramos el efecto de succión que se produce cuando un bus rebasa a un ciclista a alta velocidad sin respetar el 1,5 m de distancia legal”, señaló Alberto Escobar M., Subgerente de Relaciones Laborales, Capacitación y Comunicaciones de Buses Vule.

Fotografía de Haroldo Horta, desde grúa 6 m

Para el representante de Luces Knog, Jorge Esper, “Realizar este tipo de actividades es clave si queremos comprender el problema, si lo que buscamos es enfrentarlo con educación. A los ciclistas nos toca comprender que compartimos el espacio con el transporte público y los motorizados, nos toca entender nuestra fragilidad, que debemos hacernos visibles a toda hora, alertar a los motorizados de nuestra presencia, ojalá con luces todo el día, no solo en la tarde o en la noche. El uso de la luz nos permite demostrarnos a nosotros mismos y a los otros, que la vida nos importa, y que si bien necesitamos más y mejor infraestructura, más y mejor legislación, también nos toca hacer lo propio. Hoy día la tecnología Led lo permite, luces de bajo costo y alta luminosidad, recargables, sin uso de pilas, sino a través de un puerto USB”.

“La producción es un arte que exige mil cuidados y detalles. Si se nos pasaron algunas pequeñas cosas, fueron mínimas. Como siempre, después de una actividad, queda el aprendizaje. Solo podemos decir que estamos muy contentos con los resultados”, expresó Nélson Carvajal, encargado de Seguridad de Buses Vule y coordinador operativo de la actividad. “Junto al equipo de Bicicultura hicimos un solo grupo de trabajo y velamos porque todo saliera lo mejor posible, que su cumplieran los horarios, las actividades y compromisos involucrados. Trabajamos con la visión cero, cero pérdida, cero accidente, sin nada grave que lamentar”.

Durante al acto inaugural, la directora de la DTPM, Dirección de Transporte Público Metropolitano Paola Tapia, llamó a seguir trabajando en esta orientación, recordando que para su institución el primer pilar es la Convivencia Vial, y que la DTPM espera propuestas de la sociedad civil, convencidos de la importancia que tiene esta interacción. Por su parte, la investigadora y académica de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano, Bernardita Labarca marcó la ruta señalando que el proyecto Compartir para Convivir responde a “la necesidad de construir conocimiento científico a través de este ‘estudio de caso’, a través de este Laboratorio Interdisciplinario de observación del conflicto ciclistas-conductores de bus, que pronto saldrá a la luz y que nos permitirá estudiar en profundidad un tema complejo, que refleja un tremendo conflicto y su gran contradicción: por una parte necesitamos muchas bicicletas en la calle y por otro lado, también, el mejor transporte público posible. Debemos hacer que la convivencia de modos funcione, que sea posible para todos y todas, sin perder eficiencia y sin arriesgar la vida de nadie en este compartir”.

 “Junto a Buses Vule,  con respaldo académico de dos universidades y el patrocinio de la Conaset, desde hace un año estamos estudiando el conflicto Ciclistas – Conductores de Bus, para llegar a entender en toda su complejidad el problema”. señala Amarilis Horta, Directora de Bicicultura.

La Directora de Bicicultura, Amarilis Horta, quien además fue la directora general del evento, hizo un breve recuento, recordando que, el proyecto Compartir para Convivir finalizará su primera etapa a mediados de año con la entrega de un curso de capacitación en convivencia vial con ciclistas dirigido a conductores de buses, que se ofrecerá vía SENCE a las empresas operadoras de buses, y que ha sido diseñado en base al seguimiento de los problemas objetivos y subjetivos de convivencia que experimentan a diario en la vialidad estos dos actores. La Directora de Bicicultura agradeció la presencia de autoridades técnicas de gobierno, como Paola Tapia, directora de la DTPM, División de Transporte Público Metropolitano y Karina Muñoz, secretaria ejecutiva de la Comisión Nacional de Seguridad de Tránsito, CONASET, subrayando la importancia del trabajo conjunto entre sociedad civil, empresas de buses y de seguridad vial, academia e instituciones de gobierno. Acto seguido destacó el aporte de las empresas privadas que adhirieron con productos para todos los participantes, incentivos que vuelven más atractiva la actividad y ayudan a asegurar la participación. También valorizó la contribución de la Academia, de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano UAHC y la Universidad San Sebastián, USS, en el seguimiento caso a caso del conflicto y de su marco contextual, para poder finalmente y entre todos levantar propuestas que permitan avanzar hacia una convivencia segura, respetuosa y protectora de los más vulnerables. “Buscamos producir un cambio cultural que nos permita vivir y disfrutar de ciudades sostenibles, más justas y amables, en donde se priorice y proteja a los más vulnerables, con calles y espacios públicos seguros para todos”, recalcó Amarilis Horta.

No es fácil simular el riesgo y menos aún, sus consecuencias. Este es un intento: operadores y administrativos de Buses Vule “se ponen en los pedales” de los ciclistas.